Artajona y el Euskera

Los escribanos en la antiguedad, como era su obligación, redactaban los documentos en lengua oficial, latín o romance, pero los vecinos se entendían en su lengua materna, el vascuence , y en ella figuran escritos generalmente los nombres dados a los montes, barrancos, regachos, balsas, fuentes, peñas, caminos, corrales….aunque otras veces los escribanos traducían del euskera al castellano como es el caso de «Santa María la Blanca», escrito en la documentación de los siglos XVI y XVII, y que sin embargo ha conservado el pueblo en la versión autóctona:»Sandu Zuria», «Sandizuria».
Algunos de los nombres de las corralizas son:
GUENCE, KORTEBERRIA, SANTSOAIN, ARTAPERREA, AITAKAIO, SARREA, SAZULUCEA, GILIGORTEA, OTSONDOA, SARAGORRIA, TXIRITURRIA, KORTETXIKITA, OLAGORRIA….
El campo artajonés habla el vasco de sus gentes. Es un vascuence vivo y fresco en la documentación anterior al siglo XIX, época de la gran crisis de identidad para el reino de Navarra. Tan diáfano y reconocible como puede ser hoy el de Larráun o el Goierri. Cualquier vascohablante actual lo entiende sin vacilaciones. No ha sufrido todavía las alteraciones y deformaciones a que lo sometió el olvido de la milenaria lengua que hablaron nuestros antepasados artajoneses.
El cerco mantenía íntegras sus murallas y torres, y los portales de «Aziariz potalea», «Mose portalea» y de Aitzaldea, Erremagua y San Miguel, éste frontero a la basílica del santo, donde radicaba la «cofradía Mayor» que presidía un «buruzagi», Charles Andía en 1549. «Zerco Ondoa» (actualmente «Zercondoa») era el flanco extramural opuesto a «Jus el Cerco» o Zercopea», más conocido entonces y ahora, como «Rabal».
El nucleo urbano estuvo estructurado administrativamente en «Zendeak»; fueron cuatro hasta el siglo pasado y se llamaron «Haitzaldea» (Arizaldea), Erremagua, Sancho Ortiz y Lope Rey. Desde finales de la Edad Media nació en la parte baja del pueblo una calle nueva, conocida desde entonces con un nombre descriptivo preciso: «Barren dinda», «Barredinda», rebautizada durante el siglo pasado como «Calle Mayor», nombre impersonal y borte recogido en los rótulos callejeros estrenados en 1987, como un certificado público de gustos y actitudes culturales.
Entre los orónimos había nombres como éstos:Arotz mendia, Belatz mendia, Galindos mendia, Osoz mendia, Mairumendia («Marimendia» actualmente), «Haizerrota mendi hondoa». El compuesto «Ansa Laburra mendia» (=Sancha la corta, la tacaña), costumbre muy arraigada en la villa, donde Ansa tuvo como paisanas a «María TXIRRIA, Elvira MUTIL EDERRA, María ALDAGORRI, Elvira SUBERRIA, Sancha EDERRA TXIRRIA y Sancha LEUNA, todas vecinas de Artajona por los años 1300.
Los corrales («Korte», «gorte»), prados («Euntze»), saso («sazu, zazu»), peñas («haitz, arri»), cuestas («alda, aldai») y otros elementos, eran designados y diferenciados entre sí mediante el nombre del paraje donde se encontraban, o antropónimos (nombre del propietario donde se encontraba el corral o la finca), o adjetivos: «Antxapele gortea» («Chapelangortea» en nuestros días), «Ferrangortea» (hoy «Farangortea»), «Korte berria», «Korte txikieta», «Gorte estalia», «Untzabale gortea», «Txiri iturri gortea», «Gaztelu gortea» (el corral del cerco), y los «Olazare, Arotzare, Gile, Mari migueleze, Mateare, Paskoale, Romae gorteak».
El empleo de adjetivos calificativos para designar prados, sasos, cuestas y otros elementos geofísicos fue un recurso general. Lógicamente se repiten los «andi» (=grande), «txiki, txipi» (=pequeño),»biribil, berebil» (= redondo), «luze» (=largo), «zabal» (= ancho). Podemos verlos empleados en «EUNTZE AUNDIA, EUNTZE TXIKIA, EUNTZE BIRIBILLA», que perdura en versión castellana: «Práu redondo». Los «Sazu andia»,»Sazu txipia», «Zazu berebilla», «Zazu ertea», «Zazu luzea», conocidos los dos últimos como «SAZORTEA» y»SAZULUZEA».